miércoles, 23 de septiembre de 2015

No creo en fantasmas

por Mabel Conrat

Voy a contar hechos  que me sucedieron hace ya muchos años atrás. En  un hermoso vallecito en la Provincia de San Luis; habitado por gente como cualquier pueblo del interior, y tambièn, con personajes con imaginaciòn  fantástica, como el caso de unas viejas matronas que conocì, muy arraigadas a creencias arcaicas;  como, supersticiones…,  ánimas…, aparecidos….

            Cierto día visitando una   vecina, estando yo embarazada, y, tejiendo un chalequito para la llegada  de mi hija, me sobresaltó una exclamación de la susodicha….diciendo; ¡válgame Dios!, ¡Cómo es posible que este tejiendo….! ¡Está embarazada….!  Escandalizada me increpó;  “no debe tejer durante el embarazo, se le va a enreda el cordón umbilical en el cuellito de la beba, y la va a  ahoga”,  me  sorprendì…. y me dije…, ¡como se le va a enredar  el cordón en el cuello  por el hecho de tejer!  Desde ya,  inmediatamente lo atribuí a  supersticiones. Lo  mismo me decía en cuanto a la costura….y todo aquello que se  hicieran nudos….

            Gracias a mi naturaleza…,  mi crianza,  quizá por ser citadina,  y a pesar de mi corta  edad, y lejos de mi familia,  no me dejé amedrentar, y seguí con mi labor sin darle importancia al hecho.  También,  me sugerían bautizar a mi hija, ni bien naciera   ¡Cuál era el argumento…..! Sí no lo hacía, iba a ser  un “Animalito”, y no sería una chinita cristiana..., Inmediatamente se me representó mi hija caminando en cuatro patas…., recuerdo  que en ese momento  lo viví como  algo gracioso y lo atribuí a que eran  muy catòlicas, pero a su vez, rayaban en lo pagano, como muchas costumbres, cosa que resultaba contradictorio.

            Por otra parte, en charlas  familiares, (principalmente en la noche, ya que se prestaba para tales fantasías), se contaban anécdotas sobre la llorona, (mujer  que lloraba la muerte de su marido).  La cuestión era que, si, ibas  por el  campo en medio del monte,  “la llorona” salía al paso  pidiendo que la consuelen, esto sucedía generalmente de noche, o cuando se estaba solo. Lo contaban con  “convencimiento“  y exageración  para que el interlocutor lo creyera. Y, ni que hablar  de lo que pasaba con los ruidos en la casa,  los muebles, las puertas que crujían…., aducían que  en la casa habían matado a toda una familia  años atrás y en la noche vagaban sus almas  por la casa.  Estas historias como tantas otras, contadas  dramatizando el hecho, para  asustar a quien escuchara.

            Doy gracias a que yo estaba protegida de tantas supersticiones, que nunca me deje llevar por tales aventuras; seguí tejiendo, escuchando ruidos por la noche silenciosa del pueblo, ya que no era otra cosa, que el crujir de una  casa vieja con pisos de madera, abandonada a su suerte.



La Plata, 02 de septiembre de  2015

No hay comentarios:

Publicar un comentario