miércoles, 10 de junio de 2015

Blanco sobre negro

Por Santiago Lorente

No tengo ni idea donde estoy. Es todo un misterio. Creo que algo en mi organismo no funciona bien,  y es por eso que cuando me doy cuenta, me  pongo en la cama y tranquilo comienzo a penetrar en las madejas coordenadas de mi cerebro y  una vez allí , siento la pasión de juntar mis neuronas para tranquilizarlas.  Luego las meto  en una bolsa de papel y hago con ella un nudo alrededor de la misma para que no se escapen  y la destino  hacia el más allá muy lejos de este  mundo. Total, para que sirven si no me conforman. Son muy simples cómo darles algún valor y plasmarlo en un libro o en una novelita de cuarta.
Algunos sueños me hacen feliz cuando modifican mis pensamientos.  Se me aparecen como arroyos de agua cristalina en las que veo  cascadas  con  pescaditos transparentes  jugando entre algunas alegrías que saltan en mi corazón. ¿Por qué? Es más,  noto en ese pequeño arroyo como saltan mis ideas imitando a los pececillos, animados para sobresalir cada vez más. Y con eso ¿Qué he conseguido hasta ahora?.  Solo soledad en mi alma, llena de aspiraciones separadas entre sí porque para vivir hace falta todo ello.  ¿Cuál es entonces el motivo de demenciales y sistemáticos logros que al final se rompen como si fueren pompas de jabón sin sentido. ¿Hacia adonde voy entonces?  Mi camino peligra y me escondo detrás de mis  pensamientos que están más allá del horizonte y  o que cosa, de pronto me gusta la idea, alcanzar al fin el propósito de la aventura, que no tiene ni  pies ni cabeza.      
Cuando alguno de esos sueños me producen inquietud entonces busco  otro lugar que encuentre  para esconderme y escaparme  furtivamente.  

No hay comentarios:

Publicar un comentario