miércoles, 24 de junio de 2015

El momento de no hacer nada

por Myriam Zubiarrain

Una mujer, una esposa, una madre, una trabajadora, siempre atenta a las necesidades de su familia, - compré el chocolate que le gusta a Luis, no me tengo que olvidar del queso untable para Irene, también traje el café de Juan y el vino para Fermín.
          Siempre atenta a los horarios, repartiendo y recogiendo puntualmente  a Luis en tenis, Irene en jazz dance, Juan natación y a Fermín en sus noches de pocker. 
          Siempre dispuesta a un sí frente a cada pedido, - ¿puede venir?....¿me llevas?..... pasá a buscarme por….
          Muchos años igual, atenta, dispuesta, al servicio; pero la vida dispuso la partida de Fermín, los chicos crecieron y emprendieron nuevos rumbos. De pronto la soledad, todos le hablaban del nido vacío, de la nostalgia, de los cambios y de las oportunidades, ella escuchaba y permanecía quieta
          Permanecía quieta después de desayunar, después del baño, después de la cena. ¿Era abandono, haraganería, desidia?
          No, no era eso, era el placer, el disfrute,  del dolce far niente.

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