por Nezka
Mi casa. La casa paterna. Hermosa. Acogedora. Cálida. El colorido de las flores, sus perfumes la hacen inconfundible. Única.
Los recuerdos que viven en mi,los que afloran siempre como un remanso,suavizando las asperezas con que el tiempo te va marcando, son los vividos en mi infancia y adolescencia.
Refugio de mi niñez, “LA COCINA” amplia para cobijarnos a todos. Frente a la cocina económica con sus leños rojizos y chispeantes, estaba el gran brasero, alrededor de él, los niños y a veces algún adulto, casi siempre el hermano de mamá, el cuentista.Jugabamos, contábamos anécdotas vividas ese día, discutíamos, hasta que mi madre ordenaba..¡A lavarse las manos , la cena esta
Lista¡ EL momento y lugar mas hermoso que vivía en mi adolescencia, era la ceremonia del mate de la tarde. Con que ansiedad lo esperábamos¡¡¡..El lugar era el patio cubierto por un hermoso parral, ninguna faltaba, mamá mis dos hermanas, mi prima, una amiga y yo allí, entre mate y mate
Tejíamos esperanzas , proyectábamos nuestro futuro.
No olvido a mi querido amigo y confidente el “NOGAL”.Entre sus ramas me sentí inmensamente
feliz, porque ellas se covertian en trapecio y yo en la mejor acróbata, o cuando sus gajos eran brazos que con gran amor me cobijaban, cuando una pena golpeaba mi alma, allí entre sus hojas mis estados de ánimo cambiaban, me sentía segura, protegida.
MI CASA, TODOS LOS RINCONES guardan recuerdos, algunos que me llenan de felicidad, y otros que hacen deslizar alguna lágrima. La miro desde el zaguán, me veo en cada uno de ellos.Pienso.Veo.Siento. ¡¡¡NO!!! ¡¡¡ELLA NO ES UN RECUERDO!!! Vive y tiene una fuerza tan poderosa que te atrapa. Que te llama. Que te espera.
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